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Dic 2, 2014 | 22:38
“Partidos,
televisoras, narcoestado; ¡Váyanse!”. Este lema estaba pintado en
una gran manta fijada en la glorieta de los Niños Héroes, de
Guadalajara, en el mitin con el que cerraron dos manifestaciones en
solidaridad con Ayotzinapa, el 1º de diciembre.
En
el contexto de indignación y movilización que ha generado la
masacre de Iguala, es evidente el rechazo al Estado y a los partidos
políticos, pero también empieza a cobrar forma el rechazo abierto y
manifiesto en contra de las televisoras comerciales, especialmente a
las dos cadenas nacionales de televisión que tienen el control
monopólico de los productos que consumen la mayoría de los
mexicanos
¿Cómo
ha cubierto la televisión mexicana la información sobre Ayotzinapa?
A falta de un análisis cuantitativo de contenidos, se puede observar
que la cobertura que han hecho está marcada por una aparente
paradoja: una intensa cobertura cotidiana de los hechos, pero un
marcado sesgo por privilegiar la voz oficial y por distorsionar la
voz de los agraviados
Por
ejemplo, en las jornada globales de solidaridad con Ayotzinapa, los
noticieros estelares de TV Azteca y Televisa, incluso llevan como
primera nota las manifestaciones, las cuales han calificado de
históricas, como Joaquín López Dóriga hizo en la acción global
del 22 de octubre; y sin embargo, durante el desarrollo del noticiero
minimizan la cobertura de las manifestaciones (un minuto) por doce
minutos que se le concede al discurso del poder
A
este desequilibrio en el espacio a los sujetos de este conflicto se
suma la constante descalificación de las acciones de protesta, pues
un incidente de violencia (quema de una sede de partido o vidrios
rotos en bancos o comercios) se magnifica y pasa a calificar a las
movilizaciones en conjunto. Hay una tendencia a criminalizar a los
sujetos que participan en esas protestas. Y todo indica que falta
poco para que vuelvan a llamar abiertamente a ejercer la represión
abierta, como hizo irresponsablemente TV Azteca en Atenco en mayo de
2006
Pero
como ha ocurrido en otros momentos de intensas movilizaciones
sociales (1968, 1988, 1994) los mexicanos no son “consumidores
pasivos” de lo que las televisoras dan; hay una crítica y un
rechazo a estas prácticas informativas
Basta
ver como las redes sociales o algunos medios no convencionales como
Desinformémonos, Agencia Subversiones, Radio Pozol o Regeneración
radio (no es de Morena) han crecido exponencialmente en estos meses
Por
ejemplo, las televisoras no informaron que en la manifestación del
1º de diciembre en la ciudad de México, la policía capitalina
golpeó a personas inocentes, como fue el caso de Rosalinda Rojas
Nieves, herida en la cabeza a macanazos, pero el video que distribuyó
Desinformémonos alcanzó 4.5 millones de vistas en menos de 24
horas. Las redes sociales y medios no convencionales aceleran la
falta de credibilidad de las televisoras comerciales. Justo por el
papel claramente oficialista que están jugando en la cobertura de la
crisis de Ayotzinapa, no es extraño que se incluya a las televisoras
en ese reclamo de que se vayan todos
@rmartinmar
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